El sábado, 12 de octubre, nos fuimos a dar un paseo en
barco por el estuario del Nervión-Ibaizabal, es decir, nuestra ría de
Bilbao. Nos citamos 80 personas en el pantalán de la plaza Pío Baroja, un tanto inquietos porque el día amaneció nublado, pero tuvimos suerte y, durante un par de horas, hicimos un fantástico recorrido desde el puente del ayuntamiento hasta la zona del Abra interior y vuelta.
Durante el trayecto, Javi Franco, investigador del centro tecnológico AZTI, nos mostró una perspectiva de nuestra ría muy diferente a la que estamos acostumbrados. ¿Quién no ha bromeado alguna vez con eso de que si se mete en la ría sale con dos brazos de más? Y es que, desde mediados del siglo XIX y hasta hace apenas 30 años, las aguas de nuestra ría estaban tan contaminadas debido a la intensa actividad industrial que parecían fango, metal líquido, y su olor también dejaba mucho que desear. En esas condiciones, como ya imaginaréis, era imposible que se pudiera desarrollar mucha vida.
Entonces, en 1979 se aprueba el Plan Integral de Saneamiento de la Comarca del Gran Bilbao y se instalan más de 300 km de tuberías que conducían todas las aguas residuales a la depuradora de Galindo. Una década más tarde comienzan los tratamientos físico-químicos, pero no es hasta 2001, cuando se incluyen los tratamientos biológicos con bacterias que se comen los desechos, que el verdadero cambio empieza a operarse, puesto que se alcanza el estándar de calidad del 60% de oxigenación del agua fijado por el Plan de Saneamiento y, a partir del año 2002, la fauna comienza a regresar a nuestra ría. Primero, se encuentran quisquillas y cangrejos, tolerantes a ciertos niveles de contaminación, pero, a medida que la calidad de las aguas mejora y llega una mayor diversidad de plancton desde el Abra exterior, se les suman numerosas especies de peces como la lubina, la anguila, el lenguado, la platija, etc.
Actualmente, en la ría habitan más de 60 especies distintas de peces, que, a su vez, atraen a aves como las gaviotas (que ya forman parte del paisaje acostumbrado), el cormorán grande, el martín pescador o el arao común.
En resumen, el estuario del Nervión-Ibaizabal se ha recuperado de manera notable en los últimos años y, a diferencia de hace sólo 30 años, alberga una biodiversidad muy rica e interesante en la zona interior, a la altura de Bilbao. Esto no quiere decir que podamos dar por finalizadas las labores de saneamiento, aún queda trabajo por hacer, pero, hoy en día, se pueden dar agradables paseos por sus riberas, y hasta saltar desde el Puente de La Salve o nadar en sus aguas durante el Triatlón de Bilbao.
Durante el trayecto, Javi Franco, investigador del centro tecnológico AZTI, nos mostró una perspectiva de nuestra ría muy diferente a la que estamos acostumbrados. ¿Quién no ha bromeado alguna vez con eso de que si se mete en la ría sale con dos brazos de más? Y es que, desde mediados del siglo XIX y hasta hace apenas 30 años, las aguas de nuestra ría estaban tan contaminadas debido a la intensa actividad industrial que parecían fango, metal líquido, y su olor también dejaba mucho que desear. En esas condiciones, como ya imaginaréis, era imposible que se pudiera desarrollar mucha vida.
Entonces, en 1979 se aprueba el Plan Integral de Saneamiento de la Comarca del Gran Bilbao y se instalan más de 300 km de tuberías que conducían todas las aguas residuales a la depuradora de Galindo. Una década más tarde comienzan los tratamientos físico-químicos, pero no es hasta 2001, cuando se incluyen los tratamientos biológicos con bacterias que se comen los desechos, que el verdadero cambio empieza a operarse, puesto que se alcanza el estándar de calidad del 60% de oxigenación del agua fijado por el Plan de Saneamiento y, a partir del año 2002, la fauna comienza a regresar a nuestra ría. Primero, se encuentran quisquillas y cangrejos, tolerantes a ciertos niveles de contaminación, pero, a medida que la calidad de las aguas mejora y llega una mayor diversidad de plancton desde el Abra exterior, se les suman numerosas especies de peces como la lubina, la anguila, el lenguado, la platija, etc.
Actualmente, en la ría habitan más de 60 especies distintas de peces, que, a su vez, atraen a aves como las gaviotas (que ya forman parte del paisaje acostumbrado), el cormorán grande, el martín pescador o el arao común.
En resumen, el estuario del Nervión-Ibaizabal se ha recuperado de manera notable en los últimos años y, a diferencia de hace sólo 30 años, alberga una biodiversidad muy rica e interesante en la zona interior, a la altura de Bilbao. Esto no quiere decir que podamos dar por finalizadas las labores de saneamiento, aún queda trabajo por hacer, pero, hoy en día, se pueden dar agradables paseos por sus riberas, y hasta saltar desde el Puente de La Salve o nadar en sus aguas durante el Triatlón de Bilbao.
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