lunes, 11 de julio de 2011

Un encuentro muy esperado, aunque no para todos

Este sábado tuvo lugar la tercera de las excursiones de este año 2011 que desde la Fundación Lurgaia se organizan todos los años para dar a conocer el patrimonio natural de nuestro entorno. En esta ocasión, nuestro destino era el puerto de Bermeo, desde donde abandonábamos tierra firme para, durante cuatro horas de navegación a bordo del Hegaluze Barria por aguas del Golfo de Bizkaia y en el entorno del Cabo Matxitxako, ir a la búsqueda de algunos de sus fantásticos habitantes, las aves marinas y los cetáceos.

Hegaluze Barria (www.hegaluze.com)


El Golfo de Bizkaia es uno de los mejores sitios para ver aves marinas y cetáceos. En el caso de los cetáceos, en el golfo nos podemos encontrar hasta 24 especies diferentes, aunque en nuestras aguas once de ellas son las protagonistas; entre los "delfines" (llamados "odontocetos", que suelen ser de pequeño tamaño, con excepciones, con dientes y un solo orificio para respirar) nos encontramos con la marsopa común (Phocoena phocoena), el delfín común (Delphinus delphis), el delfín listado (Stenella coeruleoalba) y el delfín mular (Tursiops truncatus), el calderón gris (Grampus griseus) y el calderón común de aleta larga (Globicephala melas), el zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris), las orcas (Orcinus orca) y el cachalote (Physeter macrocephalus), y entre las "ballenas" (llamadas "misticetos", de mayor tamaño, con barbas y dos orificios para respirar) podemos encontrar al rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata) y al rorcual común (Balaenoptera physalis).


Gráfico de las especies de cetáceos más comunes en nuestras aguas


Dada la expectación que había tenido la excursión, se realizaron dos viajes en barco para los 90 socios y amigos de la Fundación Lurgaia, que repartidos en dos turnos uno por la mañana y otro por la tarde, y a pesar de que el día amaneció lluvioso y gris, las ganas de probar suerte en la búsqueda de aves marinas y cetáceos fueron más fuertes que la amenazante lluvia.





Durante la mañana, al final la lluvia no hizo su aparición, y el viento flojo hizo que tuviéramos la mar en calma, lo que, a pesar de los casi 2 metros de ola, hacía la búsqueda mucho más fácil, pudiendo estar todos atentos a cualquier señal que apareciera en la mar y que nos diera pistas de la presencia de aves marinas y de cetáceos. Al poco de salir del puerto, un delfín mular (Tursiops truncatus), de la misma especie que los delfines famosos relegados a ser los protagonistas de los aquariums o de películas como Flipper, hizo su aparición estelar, eso sí, nos regaló tres saltitos y desapareció, con lo que continuamos con nuestra búsqueda. Aves marinas, principalmente pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) y pardelas baleares (Puffinus mauretanicus), así como pardelas sombrías (Puffinus griseus), paíños europeos (Hydrobates pelagicus), gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) y alcatraces atlánticos jóvenes (Morus bassanus), además de las temibles carabelas portuguesas (Physalia physalis) que en las últimas semanas están llegando a nuestras playas y que destacan por su gran belleza, algún pez luna (Mola mola) enseñándonos la aleta, y la presencia de dos peces espada (Xiphias gladius), que nos despistaron y nos hicieron creer que eran tiburones, nos hacían la espera por los cetáceos muy llevadera.

Pardelas cenicientas


Pardelas baleares


Y por fin, a media mañana mientras nos dirigíamos a la zona de taludes donde la profundidad alcanza los 1000 metros y es un hábitat muy interesante para algunas especies de cetáceos, un grupo de 20 a 30 delfines mulares (Tursiops truncatus) con crías entre ellos hicieron su aparición, y aunque al principio estaban un poco recelosos de nuestra presencia, enseguida se animaron y decidieron deleitarnos con algunos saltos. Estos delfines, de color gris, pueden llegar a alcanzar los 4 metros de longitud y un peso de 500 kilos en el caso de los machos, siendo las hembras un poco más pequeñas y ligeras.

Delfines mulares


Al de un ratito una nueva señal nos ponia en alerta, cuatro aletas en el horizonte. Se trataba del calderón común de aleta larga (Globicephala melas), que solo nos dejó observarle durante unos segundos en la lejanía y desaparecieron sin que pudiéramos disfrutar de ellos. Estos cetáceos, de mayor tamaño que los delfines mulares, y con un impresionante color negro azabache, pueden alcanzar los 6 metros de longitud y los 2.300 kilos de peso en el caso de los machos, siendo las hembras más pequeñas y ligeras.

Ya de vuelta para puerto, nos sorprendía de nuevo la aparición de un enorme grupo de delfines comunes de hocico corto (Delphinus delphis) también con crías entre los adultos, que a pesar de que estaban en grupitos dispersos, podía alcanzar los 75-100 ejemplares. Mucho más activos que los delfines mulares, éstos se acercaron al barco, navegaron con nosotros y nos regalaron algunos saltos. Estos delfines, fáciles de identificar por su coloración negra en la parte dorsal y el dibujo de 8 tumbado en los costados de color amarillo y gris, son mucho más pequeños y ligeros que los delfines mulares y los calderones, no llegando a los 3 metros de longitud y a un peso de 150 kilos.

Delfines comunes


Una vez en puerto, y aunque el sol empezaba a hacer su aparición, también el viento daba señales de que no nos iba a dejar un tarde tranquila de buena mar, y no nos equivocábamos. Durante el turno de la tarde, y a pesar de que había bajado la mar de fondo, el viento fuerte hacía que toda la mar se llenará de espumas y borreguitos lo que hacía la detección de aves marinas y cetáceos mucho más difícil. Pardelas, paíños, gaviotas y alcatraces, peces luna, un pez espada y algún atún saltarín se dejaron ver, pero no así los cetáceos, con lo que lamentablemente en el turno de la tarde no hubo la misma suerte que durante la mañana.

En definitiva, hubo encuentros muy esperados, aunque no para todos, con lo que quién sabe, quizás podamos repetir esta excursión el año que viene y con suerte todos los que nos acompañen ese día puedan disfutar de estos fantásticos animales.