Este sábado, 22 de abril, hemos llevado a cabo una nueva jornada para dar a conocer el proyecto que, junto al Ayuntamiento de Getxo, estamos desarrollando en al tramo costero que va de la playa de Aizkorri a Punta Galea. Esta zona natural, en medio de una comarca densamente poblada, alberga ecosistemas tan importantes como sus acantilados costeros o los brezales y, por supuesto, la fauna, flora y geología asociados a éstos.
Genista florecida
Con el último objetivo de preservar estos valiosos ecosistemas de la elevadísima presión humana, estamos llevando a cabo una campaña de información a la ciudadanía mediante la prensa local y mediante la organización de charlas y salidas, para dar ocasión a una participación directa en el proyecto. Así que este sábado nos hemos reunidos casi 50 personas para hacer una doble actividad: por una parte, dar a conocer las comunidades de aves que están presentes en la zona, y por la otra, continuar con la labor de control de especies invasoras ya iniciada meses atrás.
Atendiendo en el inicio de la jornada
Con la inestimable ayuda de miembros de la Sociedad Ornitológica Lanius, a quienes agradecemos su participación, recorrimos los brezales en búsqueda de sus principales habitantes emplumados y así dimos con buscarlas pintojas (Locustella naevia), tarabillas comunes (Saxicola rubicola), currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala), buitrones (Cisticola juncidis) y cernícalos vulgares (Falco tinnunculus). Estas aves se están viendo favorecidas, sin duda, por los efectos del vallado de exclusión que colocamos a finales del año pasado (superficie de 1 hectárea aprox.) ya que en esta época, en su interior encuentran la tranquilidad necesaria para llevar a cabo sus tareas reproductivas. Dentro del espacio vallado también pudimos observar numerosos ejemplares de Tablero de damas (Fritillaria sp.), Escila de primavera (Scilla verna) y de la orquídea Abejera oscura (Ophrys fusca).
Escila de primavera
Tarabilla posada en un ejemplar de pitósporo
Además (y cómo no), dedicamos un buen rato a continuar con el control de las dos principales especies invasoras de la zona: el pino marítimo y el pitósporo. Estás dos especies tienen una reducida capacidad de colonizar estos brezales costeros cuando están bien conservados, pero en el actual estado de conservación (suelos desnudos en muchos lugares por el pisoteo), numerosos pies germinan y prosperan. El problema viene cuando estos ejemplares crecen y generan una sombra que resulta fatal para unos brezales que están incluidos en la Directiva Hábitat cómo hábitat prioritario, bajo la denominación de “Brezales secos atlánticos costeros de Erica vagans” y que es nuestro deber proteger, desde la ciudadanía hasta la administración.
Arrancando pequeños ejemplares de pitósporo
Talando pinos marítimos
Sólo queda agradecer las personas que acudieron a la cita, por su interés por conocer y por trabajar (y jugarse el tipo contra los pinos) por un bien que es de tod@s.
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