viernes, 31 de octubre de 2014

Olas, viento y muchos bichos


El pasado domingo pudimos realizar una excursión "extraordinaria", fuera de calendario, y que de nuevo nos llevó a embarcarnos en el Hegaluze Barria, en este año en el que la mar no ha colaborado en absoluto, teniendo que cancelar en repetidas ocasiones estas salidas. Pero dada la época, esta vez la salida tenía como objetivo principal el avistamiento de aves marinas, lo que hacía que se poduiera realizar con unas peores condiciones marítimas... y menos mal...

En el Golfo de Vizcaya el otoño es la mejor época para la observación de la migración de las aves, tanto marinas como terrestres. En nuestras aguas, y más en estas fechas, podemos encontrarnos con numerosas especies de aves marinas tales como pardelas, págalos, gaviotas, alcatraces, paíños o álcidos. La inmensa mayoría de estas aves han estado criando en las ricas aguas del norte de Europa (Gran Bretaña, Noruega o Islandia) y se desplazan hacia el sur a pasar el invierno, pero también nos podemos encontrar con aves que han nacido más al sur, como en Canarias, Azores o Baleares. Además, es la mejor época para poder observar cómo alcanzan tierra multitud de pequeños paseriformes que, un año más, ponen en riesgo su vida cruzando el Golfo de Vizcaya. Además, y aunque ya no es la mejor época, no podemos olvidar que nos encontramos en un zona de alta riqueza en cetáceos, por lo que las probabilidades de observar alguna especie, si las condiciones de la mar lo permiten,  no son nada malas. Y más o menos... así fue...

Las previsiones para el domingo se podría decir que eran "regulares", dado que nos encontrábamos con casi 2 metros de ola de mar de fondo pero el viento iba a ser muy flojo, cambiando de dirección y de intensidad por la tarde, con lo que más o menos nos íbamos a arreglar sin problemas. Nuestra sorpresa fue descubrir que la previsión se había adelantado, con lo que directamente, a las 9:00 saliendo de puerto, el viento y la ola ya era bastante fuerte e incómodo... pero ahí salimos a la mar para seis horas de navegación.




En principio, las condiciones meteorológicas que llevábamos durante las últimas semanas, muy estables y con vientos tanto del sur como del NE, no eran las más idóneas para disfrutar de una buena cantidad y variedad de aves marinas, ya que los vientos que nos meten aves en esta zona del cantábrico son los de NW. Así y todo pudimos ver un total de 14 especies de aves marinas y 5 terrestres, pero este sólo nuestro recuento, seguro que nos dejamos alguna más...

A lo largo de toda la mañana tuvimos un continuo, aunque escaso, goteo de Alcatraz atlántico (Morus bassanus) migrando que cuando echábamos pescado se arrimaban a nuestra popa emitiendo sus característicos sonidos antes de tirarse al agua. Acompañando la embarcación en todo momento tuvimos un buen grupo de gaviotas, en su mayoría juveniles, pudiendo observar 5 especies de este grupo: patiamarilla (Larus michahellis), argéntea (Larus argentatus), sombría (Larus fuscus), cabecinegra (Ichthyaetus melanocephalus) y reidora (Chroicocephalus ridibundus). Además, pudimos observar, algunos a placer, unos 20 Págalos grandes (Catharacta skua) , 1 Págalo pomarino (Stercorarius pomarinus), pequeños números de pardelas sombría (Puffinus griseus), capirotada (Puffinus gravis), balear (Puffinus mauretanicus) y pichoneta (Puffinus puffinus), así como cerca de media docena de álcidos sin identificar. También pudimos ver un grupito de 5 machos de Negrón común (Melanitta nigra).

En lo que respecta a las aves terrestres, muy buena entrada de Alondra común (Alauda arvensis) y número más discretos de Bisbita pratense (Anthus pratensis), Mosquitero común (Phylloscopus collybita) y Lavandera blanca (Motacilla alba). Lo más llamativo fue la observación de un Esmerejón (Falco columbarius) a ras de agua, pequeño halcón que se reproduce en brezales del norte de Europa y que puede ser observado en invierno en la Península Ibérica. 

En cuanto a lo que respecta al avistamiento de cetáceos, con la mar que teníamos las expectativas eran más bien nulas, aunque siempre quedaba la esperanza de algún animal que nos diera una alegría. Durante las seis horas nos dejamos los ojos con los prismáticos (y había muchos en el barco...), mirando entre ola y ola y entre las espumas de viento en la mar..., y gracias a ello, pudimos realizar tres avistamientos que, aunque poco espectaculares, hicieron disfrutar a los presentes. Por un lado, pudimos observar dos Zifios de Cuvier (Ziphius cavirostris), una "peculiar" especie del delfín (odontoceto=con dientes) que habita en zonas de mar abierto con cañones submarinos de gran profundidad y que se caracteriza por batir el récord de buceo en profundidad a pulmón (recordad que son mamíferos y tienen pulmones como nosotros...), llegando a 137,5 minutos a casi 3.000 metros de profundidad. Éstos suelen ser animales bastante tímidos y esquivos, por lo que una vez que nos acercamos a ellos se sumergieron, y a pesar de que esperamos veinte minutos a que salieron de nuevo a superficie, nos fue imposible localizarlos de nuevo. El segundo avistamiento, un Delfín común (Delphinus delphis) solitario que apareció y desapareció rápidamente, pero el tiempo suficiente para que fuera identificado gracias a su característico dibujo de reloj de arena en sus flancos. El tercer avistamiento realizado fue de dos pequeños grupos de Delfines mulares (Tursiops truncatus), especie tristemente conocida por ser uno de los cetáceos más habituales en cautividad. En primer lugar apareció una pareja de mulares que enseguida desapareció y que, de nuevo, nos fue imposible localizar... y mientras buscábamos, nuevos lomos aparecieron en el horizonte, un pequeño grupito de unos seis ejemplares con una diminuta cría entre ellos, seguramente recién nacida. Quizás por ello, y a pesar de que algunos se acercaron brevemente a la embarcación, se mantuvieron esquivos y distantes.

Además, durante la salida, pudimos ver un pez volador (posiblemente Cheilopogon heterurus) y un pez luna (Mola mola), que dada la mala mar, era visto y no visto.

Aquí os dejamos una pequeña muestra de fotos de lo que se pudo ver (y fotografiar...), y dado que hicimos unos pequeños vídeos caseros, cuanto antes haremos un montaje de esos a los que os tenemos acostumbrados (ejem...) y lo colgaremos...

Los observadores...

Y algunos de los observados...

Estamos ya pensando en repetir... con lo que
¡¡¡os mantendremos informados!!!


¡¡¡Muchas gracias a todos!!!




miércoles, 29 de octubre de 2014

Recolectando semillas por Amunategi


Este pasado sábado tuvimos una nueva jornada de voluntariado ambiental y, dadas las fechas, ya tocaba volver a las jornadas de temática forestal.

Como ya os hemos comentado en ocasiones anteriores, una de las líneas de trabajo más importantes de la Fundación Lurgaia es el Programa Quercus, cuyo fin es la conservación y restauración de nuestros bosques autóctonos y, para lo cual, nos apoyamos en cuatro pilares básicos:
  • La custodia del territorio como herramienta de gestión
  • El origen de la planta como criterio de actuación
  • El trabajo voluntario como forma de participación e implicación ciudadana
  • La sucesión ecológica como base de actuación
En definitiva, una vez que hemos accedido a la gestión de terrenos, bien sea mediante la compra de los mismos o llegando a acuerdos con sus propietarios por medio de la herramienta de la Custodia del Territorio, para poder llevar a cabo la restauración de los mismos, entre otras muchas actuaciones forestales, se llevan a cabo labores de plantación de especies autóctonas, siguiendo siempre la sucesión ecológica, por medio de jornadas de voluntariado ambiental. Para ello es necesario disponer de planta autóctona y con garantía de origen, ya que la utilización de especies y ejemplares procedentes de la propia región objeto de restauración es una garantía de adaptación de las plantas y una medida de conservación de la biodiversidad genética. En el año 2004 la Fundación Lurgaia puso en marcha un pequeño vivero de planta autóctona, en el que obtener planta de las especies forestales tanto arbóreas como arbustivas más significativas presentes de forma natural en este territorio, por medio de la germinación de semillas seleccionadas y recolectadas por nosotros mismos garantizando así su origen y calidad, así como gracias al engorde de pequeños ejemplares provenientes de otros viveros de planta autóctona.

Nuestro destino fue la cuenca del Arroyo Amunategi en Busturia, en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en el marco del proyecto "Restauración Ecológica del Arroyo Amunategi", donde gracias a la Custodia del Territorio algo más de 28 hectáreas, repartidas en 20 terrenos más o menos contiguos, están recuperando su naturalidad y su bosque autóctono. La actividad principal fue uno de los primeros pasos necesarios para la restauración de nuestros bosques, la identificación de los árboles y arbustos autóctonos y la recogida de las diferentes semillas que pudiéramos encontrarnos. Para ello, con los 25 voluntarios que nos acompañaron, se realizó un bonito recorrido que empezó en el Robledal de Aingerubide, donde pudimos recoger bellotas de roble (Quercus robur), con las que hicimos pequeñas pruebas de flotación para descartar semillas en mal estado, y semillas de laurel (Laurus nobilis). Desde ahí, nos dirigimos al resto de los terrenos en custodia, donde a lo largo de todo el recorrido pudimos disfrutar de numerosos árboles y arbustos autóctonos abriéndose paso con pequeños bosquetes entre el paisaje típico de plantaciones forestales, principalmente de eucalipto. Entre otras semillas pudimos recoger castañas (Castanea sativa), y aunque sin semillas maduras, nos encontramos con varios madroños (Arbutus unedo) a los que habrá que volver para poder recolectar. En definitiva, pudimos disfrutar de la compañía, de la multitud de temáticas que tocamos en las charletas, del paisaje y se realizó un buen trabajo de recolección con las diferentes semillas que en esta época del año nos encontramos en Amunategi.








¡¡¡Muchas gracias a todos!!!


Y recuerda..., 

la campaña "CONTIGO MÁS ÁRBOLES" sigue abierta





martes, 21 de octubre de 2014

Un interesante recorrido costero


El pasado sábado 11 de octubre tuvo lugar la tercera excursión del año 2014. Nuestro destino fue la zona costera entre Sopela y Barrika, que alberga elementos de gran interés desde el punto de vista geológico y biológico. Dada la importancia del componente geológico, en esta ocasión contamos con la colaboración de Alex Franco y Jesús Mari Esteban, geólogos y miembros de Harridunak, Asociación Vasca de Mineralogía y Paleontología.

Aunque las previsiones anunciaban un día algo inestable y riesgo de lluvia, la mañana salió agradable. Tras reunirnos en el punto de encuentro, en Larrabasterra, comenzamos la excursión dirigiéndonos a la playa de Atxabiribil. En la parte central de la playa se encuentran los estratos correspondientes a la transición Cretácico-Terciario (más conocida como límite K-T), asociada a la más famosa de las grandes extinciones biológicas ocurridas en nuestro planeta, hace unos 65 millones de años, ya que dio lugar a la extinción de los dinosaurios. Más terrible, sin embargo, fue la extinción del Pérmico-Triásico: en ella desaparecieron aproximadamente el 95% de las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres. En este sentido, conviene señalar que en los últimos siglos los seres humanos estamos provocando la que muchos consideran la sexta extinción, con un ritmo de desaparición de especies superior a los de las grandes extinciones previas. Jesús Mari y Alex nos explicaron también el contexto geológico de la zona, que ilustraron mediante mapas. La zona escogida para la excursión presenta excelentes condiciones para observar espectaculares formaciones (pliegues, estratificación, fallas, etc.), si bien la interpretación de los procesos geológicos que dieron lugar a las mismas no resulta sencilla.



Posteriormente, recorriendo el sendero que transcurre por la parte superior del acantilado, llegamos a Barrika. Tras descender por las escaleras hasta la playa, aprendimos los principales conceptos y términos asociados a los plegamientos, tales como los flancos, el buzamiento, la charnela o el plano axial. Vimos también que, cuando los materiales se rompen por las fuerzas de compresión a las que se ven sometidos durante millones de años, se originan las fallas. Especialmente vistosas resultan algunas diaclasas (fractura en las rocas que no va acompañada de deslizamiento de los bloques) en cuyas oquedades se ha ido depositando calcita, de color blanco, generando bonitos contrastes con el gris de las calizas.



Tras la parada para la comida y el café, continuamos el recorrido hacia la peña de san Valentín. El camino discurre por un hábitat de especial interés, los brezales costeros, en el que destaca la especie Erica vagans; estas formaciones, incluidas en la Directiva Hábitats, se asientan en ambientes sometidos a factores de gran estrés ambiental, como los vientos costeros, el spray marino y la sequedad estival. Junto a los acantilados observamos dos de las especies de aves marinas más representativas de la costa vasca: el Cormorán moñudo y la Gaviota patiamarilla. Pudimos conocer el estado de conservación de este grupo de aves en nuestro entorno y los factores antrópicos que afectan a sus poblaciones.




Tras disfrutar de una tarde soleada y agradable, tomamos el camino hacia Plentzia por un sendero plagado de ejemplares de Cortaderia selloana, el plumero o hierba de la Pampa, una de las especies exóticas invasoras más presentes en nuestro paisaje. También hubo tiempo, ya junto a la carretera, para contemplar la marisma de Txipio.

Una vez más, hubo un gran ambiente entre todos los asistentes. Queremos destacar las excelentes explicaciones de Jesús Mari y Alex, apasionados por la geología e implicados en su divulgación. La mejor prueba de ello la podéis encontrar en la web de su asociación, Harridunak: http://www.harridunak.org/

Bueeenooo, faltan algunos en la foto...


¡¡¡Eskerrik asko Alex y Jesús Mari!!!

¡¡¡Y muchas gracias a todos!!!