miércoles, 6 de marzo de 2013

Celebración del "Día del Árbol de Busturia"

Este pasado domingo tuvo lugar una nueva jornada de voluntariado ambiental, en esta ocasión, la celebración del "Día del Árbol de Busturia" organizada junto con el ayuntamiento de Busturia dentro del convenio de colaboración que venimos desarrollando ambas entidades desde el año 2005.

Nuestro destino fueron varios de los terrenos custodiados por la Fundación Lurgaia en el barrio de Axpe (Busturia, Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Bizkaia), dentro del proyecto "Restauración ecológica del Arroyo Amunategi". El objetivo es continuar con los trabajos de restauración ecológica en dicho arroyo, donde desde el año 2004 se están llevando a cabo con la colaboración imprescindible del voluntariado ambiental. Gracias a las actuaciones que se han venido realizando hasta la fecha, se está recuperando el bosque autóctono en cerca de 26 hectáreas gestionadas por medio de la herramienta de la custodia del territorio, esperando poder ir ampliando dicha superficie en un futuro. A pesar de que este arroyo posee múltiples figuras de protección, las actuaciones que se están llevando a cabo son muy importantes para la conservación y restauración del bosque autóctono en dicho entorno, como el bosque mixto, el encinar cantábrico o el bosque de ribera, así como la conservación de especies amenazadas que habitan en él, entre otras, el Visón europeo (Mustela lutreola), al endémica Rana patilarga (Rana iberica), cuya mejor población del País Vasco se encuentra localizada en este pequeño arroyo, o el helecho paleotropical Woodwardia radicans.

En esta ocasión, la prioridad estuvo en dar a conocer, a los cerca de 30 voluntarios que acudieron a la cita, los objetivos del proyecto, los valores naturales de dicho entorno, las actuaciones que se han realizado y su evolución hasta el momento, por lo que se llevó a cabo un recorrido con diferentes paradas donde se iban explicando los diferentes aspectos del proyecto, así como algunos de los interesantes valores naturales y etnográficos presentes en el entorno del arroyo Amunategi. 

La mañana empezó en el pequeño Robledal de Aingerubide, donde se llevaron a cabo labores de eliminación manual de unos pocos ejemplares de la especie alóctona laurel cerezo (Prunus laurocerassus), muy similar al laurel autóctono (Laurus nobilis) y que en este pequeño enclave se ha naturalizado compitiendo con las demás especies del sotobosque. A continuación, se fue remontando el valle por el arroyo Amunategi hasta llegar a un conservado calero, del que se puede disfrutar gracias al esfuerzo de los voluntarios que lo “vaciaron” literalmente de numerosos kilos de basuras en el año 2007, y a las actuaciones de aclareo de la vegetación circundante llevadas a cabo en el 2011. Los caleros, que se extendieron en el País Vasco en el siglo XVIII, son hornos en donde se quemaba la caliza para convertirla en cal viva. Ésta se utilizaba para muchas cosas, en la construcción, como abono en campas y huertas, para curar heridas al ganado, para blanquear paredes, entre otras.


De visita en el interior del calero


A continuación, y remontando el arroyo por algunos de los primeros terrenos en custodia del proyecto, donde árboles y arbustos plantados en el año 2003 superan ya los 8 metros de altura, llegamos a una pequeña zona junto al arroyo donde se llevó a cabo una plantación simbólica de cerca de 75 árboles y arbustos autóctonos propios del bosque de ribera.


Los voluntarios durante la plantación simbólica


La jornada terminó con la visita a una de las captaciones de agua potable del municipio de Busturia, donde se pudo disfrutar de una espectacular pared tapizada por el helecho paleotropical Woodwardia radicans, especie amenazada y catalogada en la Directiva Hábitat. 


Al fondo, se pueden observar ejemplares de Woodwardia radicans


A día de hoy, desde la Fundación Lurgaia se están realizando contactos para poder sumar nuevas hectáreas por medio de la custodia del territorio al proyecto de “Restauración Ecológica del Arroyo Amunategi”, y conseguir de ese modo aumentar la protección y la biodiversidad de este singular entorno. En ese sentido, algunos de los terrenos más interesantes para continuar con esta labor, sólo son accesibles por medio de la compra de los mismos, y dado su tamaño la cosa se complica, con lo que se están estudiando diferentes posibilidades al respecto, que esperamos que poco a poco vayan dando sus frutos.

Como veréis, este post tiene muchas menos fotos de las habituales, más bien escasas, pero es que la cámara de fotos decidió que ¡¡¡el domingo no trabajaba!!! En cualquier caso, y como siempre…



¡¡¡Muchas gracias a todos!!!



2 comentarios:

  1. ¡Qué bonita la pared tapizada de Woodwardia radicans! No hay muchas como esa.

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  2. La verdad es que sí... Es todo un lujo botánico.

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